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Abismos y otras maneras de sobrevivir: Serna y su sátira

Justo acabo de leer Ángeles del abismo de mi queridísimo escritor mexicano contemporáneo favorito, y esto quizá se deba a que no he leído a muchos mexicanos contemporáneos o a que, en efecto, me seduce y gusta demasiado el estilo de Enrique Serna.

Estaba en mi trabajo ensimismada con las últimas páginas de la novela, y cuando terminé…sentí alivio. Y cómo no si cada capítulo generaba en mí mil cosas, en palabras de José Joaquín Blanco: «Como los grandes satíricos, Serna conmueve pero desuella; provoca en el lector sonrisas y carcajadas nerviosas, casi neuróticas». Y es que todos los sucesos que acontecen en un México colonial permeado de fanatismo religioso, y donde la distinción de clases es más severa que nunca, no hay cabida para un amor libre, que de tan libre caía en lo rebelde, escenario que orilla a estos enamorados a valérselas del engaño para poder sobrevivir. Ocultando su amor, por ser ella casta y él indio, toda la novela tensa y emociona, como querer devorarte el libro en una sentada pero a la vez no, porque quieres seguir acompañando a la bella Crisanta en sus arrobos falsos, cuya pasión desborda en cada gesto mas debe ocultarla y fingirse serena, aunque es un volcán conteniendo la respiración; a Tlacotzin en su contradictoria y angustiante existencia, que sufre por no encontrar al verdadero Dios, teniendo más fervor por los dioses mexicas que su padre le enseñó absolutos, aunque también presente a ese Dios de España con sus vírgenes y santos, a quienes su madre veneraba y que su amada Cristana quería, y cómo él es quien mayor castigo se pone al dudar de su fe, pues cada acto lo atormenta por una u otra cosa, por lo que se ve orillado a ocultar sus creencias y sentirse perdido en casi todo su viaje; o bien, al poeta cuyo talento es colosal pero su suerte no, sufriendo desde la genialidad de sus letras el hambre en cada soneto; incluso a mi personaje no tan favorito, el sacerdote cuyo amor por el dinero y el reconocimiento es más grande que cualquier Dios, quien nos da una idea del poder que tenía la Iglesia en esa época novohispana, cuyo final secretamente da gusto al lector, porque aunque su ornamenta y prestigio van al alza, su cuerpo y mente lo llevan a la putrefacción; así como Leonor, una mujer sanguinaria, hermosa y de dinero que cae en un juego infantil donde va perdiendo los estribos, todo en nombre del amor. Pero antes de continuar con una opinión más amplia de la obra me gustaría dar un panorama más amplio de Serna.

Mi primer acercamiento a él fue hace muchos, muchos años, cuando me topé con un curioso cuento del hombre con tatuaje de minotauro en el pecho, donde Picasso (el artista cubista que quería salir de esta dimensión en cada trazo que pintaba) plasmaba su autógrafo en la piel de un niño para que su padre no comercializara con él, sin embargo, en primera persona, el hombre con minotauro en el pecho nos cuenta cómo Picasso se equivocaba si creía que no se podía ser un negocio andante, pues dejó de ser un hombre para convertirse en una cuadro contemplativo, ya no importaban sus ideas sino lo que las cubría, esa maldita piel que ya no era más suya, sino de los espectadores. No recuerdo muy bien cómo se desenvolvían los sucesos pero al final, descubrí un ligero dolor en el pecho, como si a mí me hubiera sucedido la historia, y es que esa soltura con la que narra las cosas y sobre todo, el cómo las desafía y expone frente a todos para pensar más de tres veces lo ridículo que funciona el mundo y la soberbia de quienes creen que su realidad es la única, lo que hace de Serna un escritor que gusta y que te invita a leerlo más y más.

Tiempo después me encontré con la antología donde estaba el cuento y la leí con la emoción de seguir encontrando esta crítica hacia la manera de vivir del hombre (digo hombre generalizando hombre y mujer porque es más práctico). Amores de segunda mano fue entonces mi primer acercamiento a Serna, mostrándome muchas verdades incómodas, como si hablar con picardía de lo políticamente incorrecto fuera la manera de tomar con ligereza los terribles pesares que hay en el mundo.

Pues bien, Ángeles del abismo es una novela que, según leemos al final, está inspirada en un caso que sucedió realmente con una joven de nombre Teresa Romero, que se hacía pasar por santa para embaucar a los ricos y quien tuvo un amorío con un indio, razones más que suficientes en ese momento para que la Inquisición la mandara a la hoguera. No obstante, Serna se vale de la ficción logrando en todos su personajes una personalidad representativa de la época. En la novela no hay buenos ni malos, como sucede en la vida real, más bien todos son llevados de un lugar a otro por sus circunstancias. Los primeros capítulos introducen la vida de Cristanta y Tlacotzin desde que eran niños, y cómo sus padres generaron en ellos esa manera de no encajar en ese mundo tan limitado que ofrecía la grey católica y la Nueva España.


La novela nos lleva de la mano, desde la infancia, de nuestros protagonistas, quienes desde pequeños entendieron que el mundo era un lugar desigual y si querían vivir y hacer lo que deseaban no importaban los medios; engañar a sus superiores no era cosa de maldad sino de poder estar un día más juntos. Cristanta, cuya madre era comedianta (vocablo que refiere a las actrices), no logra conocerla ya que desaparece de su vida desde que era bebé, heredando de ella la pasión por el teatro y esa naturalidad para actuar, consigue llegar a un punto muy alto en su mentira, regodeándose de la crema y nata de la sociedad, desde marqueses a virreyes, quienes creen plenamente que es una beata tocada por Dios, que puede curar a enfermos y hablar con ángeles. Sin embargo, ella lo único que quiere es poder pasear del brazo con su amado Tlacotzin y vivir en La Habana, donde se presume está su madre. La figura del padre también es muy importante en la historia, puesto que gracias a sus malos tratos la orilla a escapar, dando pie a la aventura de farsas y misticismo o la burla de éste. Como mencioné al inicio, lo interesante está en el desarrollo de los personajes, quienes desafían todo lo que debiera ser el orden natural para vivir de la manera en que desean. La obra se llama Ángeles del abismo, porque son sus personajes esos seres puros pero corrompidos, y no por satánas como mencionan quienes los juzgan al final, sino por una sociedad donde no se podía estar en un punto medio, o eras cristiano devoto, ciego, o eras nada.

No quiero dar un resumen de la obra, para eso ya hay cientos de sitios, sino que mi postura está en invitarlos a leer a este escritor, cuya genialidad logra que una obra de tintes históricos, resulte ser una bomba de emociones y encuentros. Aquí les dejó un link donde pueden encontrar opiniones del escritor y datos de su vida y obras.

https://enriqueserna.com.mx/