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De la brevedad del amor: Nube

Nelly González

El perro no está más. Lo extrañamos. Cuando suena el timbre, nadie ladra. Cuando volvemos tarde, no hay nadie esperándonos. Todavía encontramos sus pelos blancos aquí y allá por toda la casa y en nuestra ropa. Los recogemos.

Deberíamos tirarlos. Pero es lo único que nos queda de él. No los tiramos. Tenemos una esperanza loca: si recogemos suficientes, vamos a poder armar el perro otra vez. – Lydia Davis

Nube llegó a mi vida el 14 de febrero del 2020 gracias a un amigo muy querido que nos juró que a pesar de ser un gigante de lo pirineos no crecería tanto, elegirla no fue difícil, de entre todos los cachorros ella era la que se acercó a modernos los zapatos, parecía un peluche regordete.

Al llegar a casa lloraba y lloraba, extrañaba a su mamá y a sus hermanos, a los pocos días cesó el llanto y en su lugar aparecía pipí y popó por todos los cuartos, a base de regañadas a los pocos meses aprendió a hacer sus necesidades afuera, ese mismo año fue creciendo de maneras desproporcionadas e inimaginables; para nuestra otra perrita Vani, que es muy pequeñita y vieja, era bastante molesto convivir con un cachorro que no sabía que su tamaño era tan grande y se subía sobre ella, sobre nosotros, sobre toda la gente, como si no tuviera control de su cuerpo gigante, era muy torpe y tierna, como la mayoría de los perros grandes.

Ese año le enseñamos a Nube el campo, la sierra, los lagos, subir montañas y poco a poco su torpeza fue sustituida por una increíble habilidad para protegernos, a donde quiera que llegáramos daba sus rondines de, sin mentir, varios kilómetros a la redonda para asegurarse de que no había ningún peligro: le encantaba el agua.

Descubrimos al paso del tiempo que era más perro pastor, las veces que llegamos a ir a lugares donde había vacas tenía una destreza innata para acarrearlas, juntarlas, guiarlas y no dudaba, por eso el ganado hacía lo que ella decía: una vez sacó a varias de un lago para nadar ella solita, así era nube, aventurera y arriesgada, no tenía miedo a nada ni a nadie, retaba nuestra autoridad y otras veces solo la cuestionaba. Esto nos hacía enojar porque no medía el peligro, una vez quiso enfrentarse a un pit bull con clara desventaja, también se escapaba de donde estuviéramos, lo que ocasionó que las salidas fueran menos.

No había un caminar o correr más majestuoso, y es que ella era hermosa: blanca con dos manchas cafés, una en la oreja y la otra en la espalda, sus ojos estaban muy humanizados, incluso tenían un delineado egipcio preciso, sus pestañas largas y esa manera de mover la cabeza cuando no estaba de acuerdo, su lengua larga y casi siempre afuera, llenando todo de baba, su pelaje abundante y blanco, más bien plateado, que dejaba por todas partes, peor que un gato, había Nube en la ropa, en la comida, en todas las áreas de la casa, hasta en las esquinitas que nunca tocaba había pelos. Dormía con nosotros, por lo tanto, ya éramos más pelos que humanos, pero nos gustaba la calma que daban sus ronquidos, el saber que un perro tan grande se sabe chiquito y amado nos gustaba mucho.

En el 2022 hubo cambios, drásticos cambios, para ella. Ya que nacería mi hija Eileen: dejó de dormir no solo en nuestra cama sino en la habitación, pero sus ladridos eran tan fuertes que despertaba/asustaba a la bebé, entonces nos vimos obligados a rentar otra casa, con un jardín igual de grande que ella para que el ruido no fuera tan fuerte y para que Nube tuviera mucho espacio para correr.

La casa está lejos de la ciudad, árboles y tranquilidad permean el lugar, o casi, el único ruido era su ladrido, pero así era Nube, siempre preocupada por nuestro bienestar; nos cuidaba tanto que cualquier sonido podría ser una alarma, a la cual le nombrábamos “alerta pirineo” porque iba desde ladrarle a un mosco a una persona que pasó a varias calles, o a unos perros a varios kilómetros, a unos pájaros que iban de paso, de vez en cuando también se ladraba a sí misma, en fin, era la mejor guardiana que pudimos tener, con ella no cabía el miedo.

Decíamos que a Nube le hubiera gustado ser Eileen para seguir siendo la mimada de la casa. Cuando se conocieron Eileen le sonrió genuinamente a Nube y Nube le dio la pata, como diciendo “a tus órdenes”, bromeábamos con que Eileen montaría a Nube y le haría pagar todas las travesuras que nos hacía. Yo creía firmemente que ¡Nube, no! sería su primera frase, pero no fue ni será así, porque después de 3 años se fue, dejó de hacernos guardia la más valiente y libre para que el silencio se hiciera.

Murió el 12 de abril del 2023 pero la encontramos un día después. El 13 de abril es el cumpleaños de mi hermano, olvidé felicitarlo, todo se sentía como un sueño, la irrealidad de su cruel muerte inundaba toda la casa, me agarraban ataques de llanto y no había nada peor que me dijeran que no llorara por un perro. Una amiga me dijo sabiamente que no hay tanta intimidad con alguien como con tu mascota, porque está ahí todos los días, solo dándote amor. Es parte de la cotidianidad, por eso su ausencia es más grande.

Los primeros meses de su muerte, pensábamos en ella todos los días porque dejó su pelaje por doquier. Fue sembrando plateados recuerdos. Siento su energía aún, vibran todavía las ondas de sus ladridos. Murió haciendo travesuras, murió feliz entonces, la curiosidad y el hacer lo que quería la llevaron a ese trágico final, pero desde días antes ya se auguraba algo malo porque su aspecto se veía demacrado, suponemos que no comía bien esa semana en que no estuvimos en casa. No haber estado en casa para ella es el dolor más grande, es el hubiera que cambiaría gustosa.

Pienso que el papel fundamental de la madre es proteger, cuidar y abrazar a sus hijos, por eso, el final de Nube duele tanto, existe ese sentimiento de culpa, de lo que puede haber hecho mejor, de mi forma descuidada de amor.

Todo lo que pudimos hacer diferente es una larga lista de errores, pero lo que hicimos ya no tiene importancia porque la realidad es que murió, nuestra bebita gigante ya no está, pero sigue siendo en nuestro corazón. Nube no era, Nube es y siempre será mi bella compañera. Ojalá su espíritu esté en otro lugar ahora y que ella siga siendo la Nube libre y feliz que nos cuidó tan bien este tiempo. Larga vida Nubencia de Jesús, gracias por enseñarnos la importancia del cuidado y la vulnerabilidad del instante. Nada es eterno, por eso la necesidad de estar presente en lo que hacemos, porque todo lleva nuestra firma, porque no hay oportunidad de corregir el pasado debemos amar intensamente a quienes están hoy.

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Sobre maternidad

Sábado 6 de agosto del 2022

Necesario sería saltar de la línea horizontal del tiempo

y hacer que el día me permita tener más momentos para mí.

Claro que yo ya más o menos sabía lo que era ser mamá porque había sido tía y tenía dos perritas que más bien fungían de hijas, además de ser la mamá de quienes me importaban, siempre me ha gustado cuidar del otro u otra, creo que exteriorizo el cuidado que me ha faltado a mí. Pero vivirlo en carne propia, todas las madrugadas, todos los días, todo el tiempo, sin descansar aunque ya no des y solo quieras tumbarte un año entero en cama, eso sí que es otro asunto. Un asunto muy colorido.

Hoy en el museo la exposición, fortuitamente, era sobre la maternidad y en sus gigantes paredes blancas, al lado de fotografías de una mujer de unos 50 años con sus dos hijos, brotaba acertadamente texto sobre la vida de esta mujer y cómo estaba ligada, cual maldición, a su infancia.

Entonces sí, muy probablemente vaya una a voltear dentro de sí y volver a vivir el pasado. Con qué ideas creciste, cómo te enseñaron el amor, el autocuidado, cómo quieres tú que la semilla que has germinado dé frutos.

Es inevitable, las culpables siempre somos las mamás, diría satisfecho Freud, no sé si todas pasen mayor tiempo con su hija o hijo o si sean lo padres quienes lo hagan, en mi caso particular bebé y yo somos uno, y supongo que así fue para mi madre.

Qué fundamental que reproducirse sea con el mayor deseo y madurez del mundo, porque ya no se trata de ti, individuo, ya nunca más se tratará de ti únicamente, ¿adiós soledad? sino que ahora hay un ser humano que como esponja está absorbiendo todo a su paso, y todo es un campo muy amplio donde caben las malas mañas de los padres y las manías de los abuelos.

Pero no quiero que piensen que ya tu individualidad se extinguió para siempre, más bien es una breve pausa donde efectivamente tendrás que dejar de hacer ciertas cosas que de soltero vale madre no afectaba a nadie más que a ti, y esta pausa está sacando la sombra que siempre has tenido pero que no siempre has tenido la calma y el amor de ver, abrazar y quizá, con el tiempo, sanar.

Cada que voy a dormir veo antes, por muchos minutos, a mi hija, mi hijaaa, hasta dan escalofríos, ¡acabo de echar raíz!, y al ver su cara regordeta, esas dos líneas delgadas que son ojos negros y almendrados cuando está despierta, siento que ya nada es importante más que ella. Todo lo que hice, fui y quise ya no tiene la misma relevancia ahora, porque ahora lo que importa es darle mucha atención y cuidado, no solo fisíco, a esa personita.

Hay cosas que dan miedo, como el futuro de esta tierra en la que está empezando a habitar, como todo el miedo y el dolor que se vive en las calles del país-mundo, como que es mujer en un sistema minuciosamente controlado para el humano, donde se está viviendo a lo loco, donde todo es comprar, ver con rapidez, seguir sumisa bajo un mandato creado por gente poderosa cuyo único propósito es mantener a la mayoría o adormecido o impotente por no poder cambiar las cosas, como el tener que estar bien una misma, obligadamente, para que haya más cosas lindas y positivas en su vida, me veo en la necesidad de achicar mis episodios de ansiedad y tristeza, vicios con los que crecí, coexistí y hasta los tatúe en mi piel. Da miedo el cambio irreversible.

Hay cosas que dan mucha alegría también, como todas las primeras veces, cuando bebé sonrió y no por puro reflejo mientras te veía directito a los ojos después de haberle dado pecho, como sus primeros balbuceos, como su aroma suavecito que da calidez. Cada que la cargo, cuando estoy sintiendo que no estoy bien, me trae de vuelta al presente, me da calma. Curiosamente, bebé es calma y estrés al mismo tiempo, pero la verdad gana la calma, ese algo que te hace suspirar y hablar un poco ridículo porque no sabes cómo expresar todo ese amor y sentimientos bellos que estás experimentando, y lo más increíble es que esto aumenta cada día, entre más convives con tu hija mas quieres estar ahí, rebozante, presumida de haber creado al ser más bello de la vida. Y entonces te imaginas mil cosas, como que vas a ir a la playa, al bosque, a andar en bici, a pasear a tus perritos, a vivir una buena vida con ella y sonríes, una sonrisa franca, como hace no mucho aparecía. Bebé es esperanza, una dulce ilusión de que todo lo mejor está por llegar.

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Adiós otoño

Adivino qué ojos llevas a estas horas, con qué boca estás comiendo, el color de tu cuerpo cuando sientes. Imagino que el amor es un sueño y yo voy soñando a cada instante. Cómo quien ya renunció al mundo de los vivos.

Te vas otoño, qué nostalgia tu destino, es el ciclo de lo que respira y anda, ya el frío acecha mi piel y la luz que entra por los orificios de la ventana me habla de otros tiempos en los que seré muy feliz; me emociona pensar en lo que no es, en todas las posibilidades que trae lo incierto.

Adivino tu sonrisa, y conjuro de memoria los lunares de tu cuerpo, estás tibio, tus labios dicen algo pero yo no escucho, me he ido, aprendí el lenguaje de la distancia y salir de mí me es difícil. Pero tú corazón me mantiene cerca, algunas veces casi puedo reconocer que no estoy sola.

Apareces invierno, como la promesa de Dios, hielas mis huesos y me recuerdas que mi casa tiene fuego, me obligas a desenmarañar la angustia que me fabrico desde niña, «ya no es momento» susurra tu viento, «ahora lo tienes todo, sabes bien que unos latidos se están formando dentro de ti, ya no hay pretextos para añorar la tristeza o el pasado, ni el tuyo ni el del otro, sé valiente y vive el ahora, ya no sueñes, ya no veas el ayer ni te emociones por el mañana, mejor agradece el fuego de tu casa».

Adivino tu voz, amor mío, eres el velo que me cubre de lo que no entiendo y con dulzura me lo explicas todo, has tomado mi mano y ahora estamos formando el hogar que siempre quise.

Uno donde hay libros y plantas, dónde estás tú descalzo viendo a la ventana, filosofando y creando aventuras, descifrando el sentido de lo trascendente, y dónde estoy yo, sosteniendo con todo mi amor a un pequeño ser que me dará mil motivos para desprenderme del dolor que viví, y de los miedos que ya no caben en este nuevo espacio: que será blanco, cálido, lleno de mis pinturas y de muchas fotos de la familia que estamos creando.

Adiós otoño, adiós eterno soñar, adiós imán de tristeza, adiós pasados e historias que me tensan, adiós porque ya no caben, tengo que y, sobre todo, quiero hacer lugar a lo bonito que viene, a lo verdaderamente importante. Demos la bienvenida a nuevas formas de concebir la vida, la alegría, el estar juntos aprendiendo a respirar sin prisa y con muchas ganas.

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Breve recordatorio

El amor me define. Al amar, me defino. Las palabras que mi mente dice, no son las que mi corazón predica. Yo hablo desde adentro. De lo hondo, de ahí vengo. Habito este espacio sin prisa, entiendo, o creo que entiendo. Me conduzco por el fuego, ando descalza por las grietas, me verás subir colina arriba, con un cántaro de agua para los que en la cima tengan sed. Ya nada temo, el sol es mi guía, me dejo deslumbrar por lo natural. He sido río, he sido luna, soy el tiempo destejiéndose, el sueño azul a punto de nacer. El amor me cultiva, raíces creciendo. Soy una idea sembrando semillas, una boca fértil y roja. Al amar me encuentro.

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Instructivos ilegibles

Un instructivo como los que hacía Cortázar paro poder vivir con la calma y el amor que nos lleva de vuelta a casa.
Casa es el centro de mi ser, corazón o alma, hígado o pulmón. Mi cuerpo es el universo en el que hábito yo y mis distorsiones de lo que el otro comparte.
Un instructivo claro: ¡Esto sí!, Gire para acá. Deje ir. Deténgase. Eche a andar sus pies durante 3 kilómetros.
Así, no habrá manera de errar, siempre y cuando usted lea con atención los símbolos del lenguaje, esas palabras-puentes casi siempre muy inexactas.
Sin embargo, es un juego difícil el de compartir un sueño tan íntimo con el resto del mundo y tratar de que lo entiendan, además de aparentar que, como si descubrir quiénes somos fuera sencillo, usted entiende algo del otro cuando en realidad todos sabemos solo un carajo, una esquina de lo poco que nos arroja aquél, aquella.


Lejos.  Un instructivo que diga la verdad del vocablo lejos. Lejos es la condición en que se encuentran todos y todas y todes. Nadie se salva de la incomprensión. 
Es claro que debe ser gratis y darle lo que a usted mismo le parece tan inalcanzable: Claridad.

Hasta para dar un solo paso hay que saber el rumbo.
Claridad para encontrar la paz que soy, en algún rincón de mi esencia-
mente. Claridad del ruido que baila en mi cabeza. Que la venda estalle y pueda abrazar el ritmo que lleva mi sangre.

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Natural

El asombro nace cuando la madre tierra nos regala sus formas, nos cobija en ellas. Gracias espíritu creador por darme el amor a lo simple y poner en mí esta capacidad de sentir y crear 💮
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Yagé de mi corazón, dame luz y sanación 💮

Son nuestras cicatrices una memoria visible de nuestra capacidad de sanación y resiliencia. Lo que hemos crecido se ve reflejado en nuestra piel, en nuestra mirada y en el caminar que damos. Ya no hay vuelta atrás, una vez que hemos elegido el camino de nuestro desarrollo personal ya no podemos soltar palabras por impulso, todo se medita antes, porque sabemos que hay poder en lo que decimos y, por supuesto, hay poder en nuestras acciones. Porque ambas cosas están encaminadas para crear. Creamos nuestra realidad según queremos vivir.

Y es nuestra voluntad la que nos lleva al lugar que deseamos. Porque aun teniendo un largo camino de obstáculos, focalizamos lo que queremos y vamos proveyéndonos de herramientas para lograrlo. Nada es fácil, al menos no lo que vale la pena, y para saber qué es eso tenemos que escucharnos detenidamente, dejando a un lado el ruido del mundo. ¿Qué te da sentido? ¿Que estás haciendo para crecer y dejar tus carencias, dolores, enfermedades, traumas a un lado?

Yo deseo salud para mí y para las personas que amo: mi familia, mi pareja, la familia de mi pareja, mis amigas y amigos. Pero no todos quieren realmente su sanación, porque le dan la responsabilidad a un fármaco, o a una situación, y la verdad es que la medicina que elegimos es lo fundamental.

Hay una planta cuyo poder curativo existe y dios (el dios en el que usted crea) nos la ha dado para que veamos el origen de nuestros males, porque el cuerpo escucha a la mente y si ésta está contaminada y no trabajada es fácil que quiera intoxicar a nuestro sagrado y bendito cuerpo. Esta planta se llama yagé o ayahuasca, es la liana de la selva del Amazonas la que trae respuestas y alivio a quienes quieran con el corazón cambiar y sanar de raíz lo que hay en su interior. No te aliviará el dolor de espalda o de estómago que tienes al momento, no es instantánea, pero te dirá por qué siempre te ha dolido, de dónde viene ese sufrimiento que exteriorizas en determinado lugar. Y si tu dolor no es físico, entonces te dirá, de la manera más suave y hermosa, por qué hay tanto miedo en ti, por qué te generas tristeza. La ayahuasca te da tarea, trabajo que llevas a casa para ir sanando y solucionando lo que te tiene mal.

Fue el 11 de abril del año en curso en que decidí tomar otra vía para sanarme, porque creo que a mi 25 años estar tomando pastillas casi todos los días para la gripe, para el estómago y para poder dormir no está siendo la respuesta ni la solución a nada.

Era de noche y nos cubría un cielo estrellado, se escuchaba el sonido del viento que bailaba suave con los muchos árboles que hicieron nuestra casa en ese momento. Me sentí protegida por la naturaleza. No había lugar para nada malo en ese lugar, tomé dos cucharadas de medicina. La primera me hizo vomitar, vomité sin ningún esfuerzo e inmediatamente mi cuerpo se sintió más ligero, pero la purga apenas comenzaba. Estaba en mi sleeping y comencé a sentir a mi cuerpo como una pluma, liviano y sin carga de nada.  A la hora y media hice la segunda toma. Y ahí empezó lo realmente desafiante: enfrentarme a mí.  

Empecé a escuchar con más claridad que nunca a mi voz interior, mi conciencia, se presentó incluso, me dijo: soy tú pero soy la parte que te quiere bien.  Y esta voz me hacía preguntas y al instante me daba las respuestas, de una manera donde el juicio a mí misma y la culpa no cabían. Pero estaba otra voz que me quería asustar y hacer sentir mal, y cuando me quería dar algo negativo, escuchaba esa voz como si no fuera mía, venía de un lugar que yo no quería, y la primera voz me decía como yo no era realmente nada malo y como no tenía que creerme de esa segunda atormentada y lejana voz. Quizá esto se escucha algo confuso o raro pero era una lucha de dos yo, y elegí sabiamente quedarme con la voz que me trata bien, y de esta manera mi viaje estuvo lleno de amor y respeto a mí. Ya no escuché aquella otra voz y me atrevo a decir que la exterminé aunque sea un poco, porque la identifico ahora como algo ajeno a mí. Fue hacer las paces conmigo para ya no ser mi enemiga. Estar en mi cabeza debe ser, necesariamente, algo chido y tranquilizador. Soy yo la que me proveo de amor abundante, ánimo, salud y compresión, todo lo mejor me lo tengo que dar yo.

Después de decidir que quiero ser mi amiga y dejar de autosabotearme vinieron otras cosas: escuché ahora como palpitaba mi cuerpo, se comunicaba conmigo y yo le pedí perdón. A mi panza tan descuidada siempre, a mi piel lastimada. Perdón por hacerme daño, me dije, y me agradecí tanto de tener un cuerpo hermoso. Me prometí darme ahora solo lo mejor. Ya no darle a mi panza cosas que no pueda procesar, porque si no puedo generarme lo mejor a mí misma, no puedo darle a otros nada. Y a mí me gusta compartir. Siempre he sido amorosa, pero en ese momento entendí que no podía cuidar ni querer al otro si no empezaba por mí. Que lo único que puedo controlar es lo que sucede de la piel para dentro, y en realidad es lo que más debe importar. Todo lo de allá fuera, todo lo que no es este cuerpo o esta mente, no puedo controlarlo y no debo controlarlo, entender eso es quitar preocupaciones ajenas y cargas que no me corresponden. Porque cada persona sabe, o debería saber, que somos responsables solo de nosotros, pero el saberlo no hace que lo pongamos en práctica, no nos ayudamos, no nos queremos felices pareciera ser. 

Me lloré, me perdoné por todas esas cosas malas que me he hecho y  situaciones dolorosas a las que me he expuesto y todo lo hice con amor y paciencia.

Perdoné a quienes me han herido, porque mi presente ya no se verá afectado por el pasado. También le lloré a mis muertos. Lloré por mi papá, a quien no tuve la oportunidad de conocer, nunca había llorado por él y fue un sentimiento liberador, entonces empecé a llorar también por mis abuelas, las mujeres más hermosas y fuertes, y claramente sentí que estaban conmigo, que me veían y me decían que me estaban cuidando y que nunca se habían ido, fue una sensación de quietud y seguridad. Me sentí bendecida. Lloré por mi mamá también, porque me di cuenta de lo mucho que la amo y lo chingona que es, por haber dado toooda su vida para que sus hijos tuvieran una escuela, una casa, comida, y dejé de juzgarla, porque bien o mal ella dio todo como supo y como pudo. Entendí su dolor y la abrumación que debió ser enfrentarse al mundo sola con 5 hijos por cuidar. Perdoné sus errores y le pedí perdón por los míos. Pensé en mi hermana hermosa y en mis hermanos; en lo mucho que quiero que sean felices, que se perdonen y que saquen de su vida todo aquello que les dañe. Me sentí tan afortunada de tenerlos.

Después de esto, sentí fuerza porque ví que las mujeres de las que vengo han sido todas valientes y pudieron con situaciones extremadamente fuertes y difíciles. Decidí que era momento ya de honrarlas. En su nombre ser mejor e igual de valiente que ellas. No tumbarme yo misma, y si me quieren tumbar, estar firme porque nada me puede dañar. Sentí el poder de mis mujeres y dejé de sentirme sola y confundida. En eso, vino más vómito, pero esta vez era un líquido que venía de los más profundo de mí, era algo que me estaba dañando lo que expulsé. Después de eso sentí el cuerpo lleno de bienestar.

La música me envolvía también, y era un saludo amable que creaba dibujos de peces; el agua me acompañó mucho, me sentí agua, fuerte y suave a la vez, fluyendo y dejándose llevar, también había figuras circulares que se hacían grandes y pequeñas constantemente cuando cerraba los ojos, y cuando los abría había muchas luces en todo, en tooooodo, no había algo que no tuviera vida a mi alrededor. Sentí que nadaba en un río de agua dulce, donde no había nada malo, todo se sentía rico, hermoso, tan suave y a mi ritmo, porque a la vez yo era ese río, yo era la fuente de todas esas sensaciones mágicas.

Pensé en mi novio y en como el amor es algo tan bonito, en cómo debe ser bonito necesariamente porque sino no no estás amando. Y le pedí perdón por traer siempre su pasado, por no respetar sus relaciones, por querer moldearlo a mi forma de amar. Y entendí que a pesar de estar tan unidos, somos seres individuales y mientras no haya paz en uno mismo no se puede estar bien en pareja. Repudié mi dependencia, porque no hay algo más bonito que la libertad de estar con alguien por pura voluntad y decisión, sin condiciones, sin chantajes. Soy la creadora de mi mundo y no quiero tener un amor que presiona, que reprime, que hace sentir mal, porque debe ser un compañerismo, una amistad. Y así entendí, como nunca antes, que yo doy lo que quiero recibir, por eso la importancia de siempre dar lo mejor, lo más puro y honesto que sea posible.

Los celos y esos sentimientos de posesión me parecieron de lo más primitivo, como si aún estuviéramos en tiempos de cavernicolas marcando nuestro territorio. Me di pena de ser así, porque me parece que el amor es lo más elevado y algo así de grande no cabe en una mano, debe ser compartido y no limitado, porque el amor va más allá del tiempo y del espacio, se expande en todos los sentidos, no es lineal, no puedes decir que es tuyo. Vi a la masa de personas que estaban dominadas por lo que las redes, la TV y el sistema les ha dicho y me sentí fuera de eso. Dónde normalizar lo tóxico, la enfermedad, la competencia, la rivalidad, la violencia y el dolor es parte ya de la vida. Como un acuerdo donde todos involuntariamente asentimos. Y no quise ser eso más. Porque creo que la evolución que quiero en mi vida no puede verse detenida por esas pequeñeces.

Pensé en las personas que admiro, que fueron muchos amigos y amigas, en lo mucho que aprendo de ellxs y en lo fácil que se desenvuelven por el mundo porque saben que estamos de paso y que hacemos de nuestra vida lo que decidimos. Le pedí perdón también a todas las mujeres a las que les había deseado algo malo, porque todas hemos pasado por pruebas similares, compartimos la represión y los complejos que estándares del patriarcado nos han dicho que somos. Agradecí tanto estar viva y tener lo que tengo. Fueron varias horas hasta el amanecer en que el efecto de claridad, compresión, amor, gratitud y mil cosas mágicas más estuvieron conmigo, todo fue como un sueño surrealista lleno de colores suaves, donde los árboles, el cielo y el fuego claramente tenían vida, incluso rostros, y sentía la fuerza que tenían, conecté con esa fuerza y fui todo yo también, me sentí parte de. 

Al amanecer los pájaros se escuchaban en un lenguaje más claro y el sol iluminaba todo de una manera escándalosa. Respiré y sonreí. Todo fue perfecto. No hubo nada que faltara. Qué bonito sueño, qué bonito despertar 💮💞

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Acerca de la comida cannábica y su uso medicinal

¿Por qué algo es prohibido?

Hay determinados temas que están más llenos de prejuicios que de información y como es más fácil vivir con lo que nos dicen que está mal y bien, no nos cuestionamos realmente el por qué algo es considerado legal o ilegal para la funcionalidad de la sociedad.

Estamos viviendo un sueño colectivo, cuyos acuerdos y normas fueron necesarios para cumplir con los intereses de las personas que estuvieran en el poder y, en consecuencia, tener mayor control de que las cosas siguieran como ellas deseaban.

Nos dijeron por dónde movernos, a qué ritmo, qué sentir y qué juzgar, nos sembraron miedo y límites para no explotar nuestro verdadero potencial.

Por eso, cuando me dijeron que la marihuana era mala y estaba prohibida yo pensé: ¿Por qué?

En mi familia, como supongo en la de muchas otras, hubo (?) problemas de adicción. Y empezaron a repetir que la marihuana era el conductor de la destrucción y la puerta del alcoholismo y otras drogas.

Esto deviene casi siempre cuando ocurre una tragedia: se quiere culpar a otro (a) o, en este caso, a algo exterior para sentir que todo ese dolor no habita en unx mismx, sino en lo que nos rodea.

Entonces, nació el prejuicio de que la marihuana era mala y que quien la consumía terminaría siendo unx vagx. Y ahora, como adulta y con un criterio propio, lejos del drama familiar, entiendo que no hay nada más alejado de eso. Las personas que conozco que fuman cannabis son de lo más funcionales, activas (algunas somos muy perezosas) y con conversaciones interesantes que me he encontrado en este viaje. Porque el ir contracorriente ya implica una valentía y un desafío a lo «normal» o bien visto. El tomar y hacer lo que realmente se quiere no le gusta al sistema. Además de que quién haya consumido esta planta, sabe que hay muchos más velos en esta ficción que vamos viviendo: duda y dudar es lo único que tenemos que nos hará crecer, porque asentir con la cabeza pero tener en el interior fuego es hasta una traición propia.

Y rechazo firmemente que sea la puerta a otras drogas, eso es más bien una decisión de querer experimentar, nada te conduce a un lugar a menos que tú no estés dispuesto a emprender ese sendero. Si yo quiero probar otras medicinas la marihuana no será la puerta, sino más bien una ventana que te invita a ver y percibir el mundo de otra manera, pero no te obliga a nada ni te empuja a ello.

Dicho esto, se sabe de mi postura porque sea una planta libre y que pueda llegar a más personas que la necesiten. Porque sí, es medicina. Claro que si la combinas con alcohol u otras sustancias pasa a ser algo menos poderoso y se convierte en una adherible a la recreación y diversión del individuo. Y si se logra su aprobación por los que están arriba habremos cambiado algo que hace unas décadas parecía inamovible.

Comida cannábica

La primera vez que consumí comida canabica fue cuando estaba en la universidad. Fuimos a una fiesta mi prima y yo y nos ofrecieron una galleta «mágica» y como andábamos en el plan de querer sentir más y más chido nos la comimos. UNA galleta nada más entre dos personas… ¡logró un efecto de dos días!

Eso no me gustó y así, cada que alguien ofrecía comida con mota, me la pensaba dos veces, porque efectivamente el efecto es más prolongado, y si lo combinas con otras cosas es una sensación demasiado abrumadora. Pero si solo comes y con una dosis adecuada, es algo que sana. Físicamente y también en eso que yo me imagino es el alma.

Empecé a cocinar brownies, galletas, gomitas y otras cositas porque tenía el tiempo, la curiosidad y los materiales a la mano. Qué grato fue saber que a la gente que llegaban estos edibles siempre era algo positivo y reparador.

Un hombre que había tenido un accidente dijo que su dolor, que solo controlaba la morfina, se había ido por varias horas al momento de comer un brownie, y además pudo estar relajado. No alucinó ni hizo cosas radicales o estúpidas como sale en algunas películas o programas que nos quieren implantar temores e ignorancia. Al contrario, sintió bienestar y plenitud en todo su ser. Un amigo de mi roomie que tiene autismo encontró una respuesta a su mal con la marihuana. Era cierto alivio que ningún medicamento le había dado. Mi pareja, que maneja mucho estrés por su trabajo demandante, cuando consume comida canabica puede sentirse en paz y descansado, sin sobrepensar y disfrutando el momento presente. Y mi experiencia, al ser yo una persona con ansiedad y muy dispersa, encontré en esto un relajamiento y a la vez una mayor concentración en lo que hago. Estar enfocado en verdad en una cosa, estar realmente en el ahora, no atrás ni adelante, no en mundos ficticios. Además de esa reflexión a la que me invita siempre para echar una mirada a mí misma.

Otro de los beneficios es que como no es fumada, no te quema la garganta ni daña tus pulmones, y aún así logras estar en otro estado de conciencia dónde todo es más placentero/profundo.

Ojalá pronto se pueda legalizar esta medicina y prohibirse en cambio el Clonazepam y todas esas cosas químicas que crean verdaderamente adicción en el cerebro, y bueno, quizá esto último no pase pero lo primero sí y eso sería un progreso enorme para el mundo, mayor evolución para poder seguir avanzando en esta travesía.

Porque sí queremos un cambio real tenemos que movernos por otros caminos, y yo elijo los que no tengan prejuicios ni moral, ni culpa, sino que sean expansores. La marihuana es vida, viene de la tierra y va directo al corazón 🌻💚

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Soy la fuente

Foto de @octadoom

Yo soy la fuente. Y de mí emana lo bueno y lo malo, que una vez que emergen dejan de ser lo uno o lo otro; solo son.

Yo soy la fuente, inagotable, que duda y se hace daño si eso elije, o se sana con su agua cambiante.

Yo soy la fuente, y además, soy amor y sabiduría; la niña que descubre un día que amor es sumar, no doler, cantar, no llorar, y siempre, un crecer, pero para crecer no hay que tener miedo; y dejar de tener miedo es entregarse a lo que no se controla: lo que desconocemos.

Yo soy la fuente pero también soy el pájaro que me bebe, el sol que me calienta, las nubes que me dan sombra, el aire que me toca y me viste, soy la mujer que se desgarra para repararse después, para examinar lento lo que llevo debajo de la piel. Soy la mujer que llora para purificarse, que medita para escucharse y estar presente. Soy la mujer que vuela y grita fuerte mientras cae, porque todo se esfuma. Soy la mujer poder, porque mi voz no es mía, sino del linaje que me brota en las palabras.

«Donde hay agua aún se puede vivir»

Yo soy la fuente y también el agua. Estática y en movimiento voy aprendiendo a vivir.

Misol há, Chiapas.

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Vivir ligero

Me llamo Nelly y soy ruido escrito porque por mucho tiempo mi voz la he silenciado por el ruido externo. Las voces de los otros sonaban más fuerte que mi sangre.

La negrura de malas decisiones y de personas que me enseñaron a través de la herida hacían que la nostalgia fuera mi constante. Evocar el pasado porque sencillamente continuaba tratando de explicar porqué las cosas fueron de esa manera y no de otra. Evaluando las jugadas que hice sin pensar, los movimientos que me llevaron al fracaso. Ahora esta palabra se cae y tengo que empezar a construir nuevos conceptos.

Si es verdad que cada hilo/conexión llega cuando debe enseñarnos algo puedo sentirme agradecida de que en este momento me he cruzado con personas que ya no me quieren lastimar, y que al contrario, me ayudan a explotar mi potencial. Crecer es un acto de valentía, en el cambio está la evolución y a veces pides respuestas cuando desde hace días ya las sabes, pero ¡qué difícil es ser responsable de nuestra vida, cuerpo, emociones y decisiones!

Todo, TODO, se me ha ido presentando para que llegara el día en que pudiera decir que ya no quiero repetir mi tristeza. El amor lo he conocido desde enfoques muy destructivos: la manipulación es algo con lo que viví por muchos años. Qué inseguridad tan grande me formé. Adopté un modo de vida angustiante por más de 5 años y hoy que todo es diferente sigo sin creer que ya no estoy en peligro, que ahora hay personas buenas en mi camino.

Mi ser de luz es mi prima. No la veo ni hablo con ella muy seguido. Ella está aprendiendo a otro ritmo la vida. Pero cada vez que estamos cerca siento mucho amor: ella cree en mí y cuando reímos por horas es una terapia dónde a veces la risa brota queriendo ser llanto. Me contó de las nuevas formas de amar (nos) y de cómo el soltar es la mejor manera de ir en este viaje, soltar cuando ya no sabes porqué sigues ahí, cuando ya no quieres pero estás asustado de dar el siguiente paso.

Digo esto porque tocamos un tema que me cuesta mucho trabajar: los celos, o la desconfianza, o el miedo de vivir en libertad.

A partir de este momento abriré mi corazón y compartiré algo que me avergüenza pero con lo que he vivido desde hace mucho: no creo poder ser digna de lo feliz, lo sano, lo bonito, y por eso me comparo constantemente con alguna mujer que se presenta en determinado momento de mi vida (los nombres de mujeres van cambiando) porque para mí ella sí es digna de todo eso. De ahí que nazcan los celos, el querer saberlo y controlarlo todo. El no poder estar bien porque mi cabeza ya se está creando historias donde yo termino rota.

Quizá cuando leas esto te preguntes porqué una mujer se hace daño de esta manera por elección propia. Porque volvemos a lo mismo: vivir es elegir, ir descartando lo que no te aporta o te hace vibrar alto. Y yo no sabría qué responderte, pero sí puedo afirmar que esto ya no lo quiero.

Hay nuevas formas de ir por este viaje, unas formas más ligeras y sinceras, unas dónde aun sabiendo la incertidumbre y la fugacidad del hoy puedas estar bien. Alguien a quien amo me dijo: intenta vivir sin culpa, salirte de todas esas mentiras morales dónde se tiene que etiquetar uno mismo y a otras personas, como si para todos fuera fácil el camino. Dejar de vivir sin culpa sería dejar de juzgar. De juzgarte a ti mismo por no ser lo que esperas o lo que crees que otros esperan. Destruir el prejuicio de todo. Por ahí empezar.

Todos somos más ligeros de lo que creímos, de lo que nos han dicho: ¿Qué peso cargas desde hace tanto y por qué no te permites soltarlo? Mi peso es vivir creyendo que las personas me pertenecen, y que eso de alguna forma es amor. Cuando entienda que nadie es de nadie y que nada es para siempre quizá pueda empezar a hacerme más feliz. Al final del viaje sólo estarás tú y las enseñanzas y experiencias que te permitiste sentir y crear.

Amo la vida, no entiendo la muerte, por eso tal vez no valoro mi existir lo suficiente. Me sé privilegiada por tener una familia que me ama, unos amigos que me quieren ver gritar alto y sonreír, tengo un compañero de vida que me quiere salvaje y libre y fiel a mi voz, a esa que ya no quiere seguir en pausa, en modo silencio. Amo el instante que tengo, el aire que ha entrado a mi cuerpo, como abrazando mi paso. Amo a mis perritas así como amo la magia que hay en el mundo, que se posa en el cielo, el mar, los sueños, las infinitas estrellas que dan luz aunque ya no recuerden desde cuándo han muerto. Amo. Amo y quiero ser una mejor versión de mí para mí y porque ya no me funciona toda esta información llena de miedo.

Ojalá seas fiel a ti. Que las palabras que salen de tu boca salgan también de tu espíritu. Que te regales un mundo de mayor comprensión y paz. Lo quiero para ti y para mí. Mientras tanto, el año más raro termina. Con virus mortales y etapas nuevas. Agradezco todo lo que he sido y lo perdono. Abrazo mis errores y me permito avanzar. Soy ruido escrito pero más que nada soy una mujer que está aprendiendo, y que quiere que haya más luz y amor en todo y en todos.